Toda una vida dedicada al arte

Segundo ALVARADO

“Región”, Orense

La escultura de Vázquez Canónico está en el justo límite en el que se confunde figuración con abstracción.

Cualquier punto de partida es válido. El resultado es, fundamentalmente, una es- cultura que no agota nunca su propia posibilidad de realización y que deja al espectador la oportunidad; siempre sugestiva, no ya de completarla con su propia imaginación, sino de ir desvelándola con sucesivos descubrimientos personales. De este modo. a medida que se contempla la obra, uno va desentrañando formas, actitudes, intenciones, realidades nuevas.

Es, pues, una concepción artística sugestiva y sugeridora que emplea dos materiales tan nobles como el mármol y el bronce, dos materiales que aparecen domeñados, disciplinadamente sumisos a una idea de profundo rigor plástico y a la vez, potenciadora de masas en movimiento El escultor ha eludido intencionadamente toda posible anécdota.

Su obra surge como un poema, como una frase, como una melodía o como un ritmo absolutamente liberado de la cotidianeidad del entorno. Una escultura de masas que da sensación de reposo, de seguridad en sí misma, de aplomo, de serenidad; pero a la vez de un movimiento vital, casi orgánico, vivo. Esta misma materia, elaborada a base de unos pulimentos llevados al limite, adquiere caracteres de carnosidad, invitando al acariciamiento. No deja de haber, pues, un evidente sentimiento erótico en el escultor que le lleva a formas redondeadas, sinuosas, ondulantes, que entrañan una íntima ternura personal. Por ello, su concepto del hombre es el del hombre en sí mismo, en su esencialidad, y queda desprovisto de lo contingente social, político, cultural, etc. Como antes decía, no se narra, se define; no se explica, se crea.