De esa metáfora sustancial en que se funda la vida entera del paisaje asturiano ha debido traer Canónico, a juzgar por sus esculturas, el sentido primitivo del tacto, esa manera de alejarse del objeto y de aproximarse al sujeto que tiene cada una de sus obras.
Figuras que, acaso envueltas, tangenciadas por el fino cierzo en la metáfora del arte, hubiesen perdido el rigor expresivo de sus líneas, en lo meramente formal, para convertirse en esculturas de espíritu contenido. Y después, en homenajes, en Cristos, en maternidades, en abstracciones esenciales de la realidad. Viejas esculturas, donde puede darse una lamaística aproximación en bronce; o de profunda evocación, sin recurrir a las expresiones externas de la figura.
Canónico construye desde el vacío interior. Al modelar parece no partir de incidencias inmediatas, sino que se estuviera preocupando de cómo va a transcender a los demás. Sólo así puede entenderse que dentro de cada escultura, de cada piedra, de cada bronce de los suyos, tras el ropaje brillante, logre el volumen infinito, la gracia del ángel y el ángel mismo.
Y después echa a andar las formas. O las para y reclina. O las hace meditar como actitud inmanente de la que no pudiera librarse nunca.
Desde la madera al bronce, desde la piedra al aluminio, el poliéster y la escayola, junto al hierro bronceado, Vázquez Canónico del hombre, del vacío recreado, del monje ascético, de la maternidad y de la meditación, modeladas, como queda dicho, desde el fondo de las formas, a partir si se quiere de la pura abstracción.
No, no le interesan los relieves, si están es para comunicarse con el espectador; para dar a entender que dentro de ellos está el espíritu contenido manifestando su cultura y su ideal. Y cuando transciende a lo técnico, sus versiones muestran una estilización, como un movimiento contenido, poco común en la escultura.
Algunas de sus obras gozan de una indudable conmoción interior, de una apacible realidad abismal. Poco nos dice, por otra parte, el realismo, el clasicismo, de otras de ellas. Pero en suma se trata de un escultor que, rayando en la abstracción, en volúmenes de masa y espacio, nos habla de cosas muy serias.
ANTONIO SEGOVIA LOBILLO En Málaga – Radio Nacional de España Martes, 25-10-77